Hábitos que afectan tu productividad

 
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Los Hábitos que afectan a tu productividad, pueden no mejorar, sino entorpecer el correcto avance de tus horas de estudio o de trabajo. Vamos a ver cuáles son para identificarlos y evitarlos.

Las distracciones. Se vive rodeados de ladrones del tiempo. Son aquellos elementos, personas o situaciones que nos distraen de nuestro quehacer diario. Una visita inesperada, una interrupción, una llamada de teléfono, mirar constantemente el mail, las redes sociales, el whatsapp, todo ello hace que perdamos la concentración en demasiados momentos, y volverla a recuperar llevará su tiempo.

Desorden en nuestra planificación. Hay que tener claros los objetivos que deseamos alcanzar con la tarea que tenemos entre manos, tanto en el ámbito laboral como en el académico. No podemos llegar a ello si no sabemos qué queremos obtener. Por eso es importante definir objetivos realistas, concretos y delimitados en el tiempo. Es importante que comiences tu jornada sabiendo qué tienes que hacer y no esperar a que ocurran cosas.

Desorden en nuestra vida. Una vida desordenada también afecta a la productividad. Comer entre horas o a deshoras, no llevar una alimentación saludable, no descansar como deberíamos, no practicar ejercicio. Todo ello repercutirá negativamente en la forma de enfrentarnos a nuestras tareas diarias.

Querer abarcarlo todo. A veces se pretende ser personas multitarea, queremos hacerlo todo y hacerlo ya, y eso solamente perjudica nuestra productividad. El cerebro se colapsa. Hay que hacer cada cosa a su tiempo, en su momento. Por partes. Por otro lado, es imprescindible aprender a delegar y saber decir no en muchas ocasiones. Más de las que pensamos.

No hacer un alto en el camino. Otro hábito nocivo es aquel que nos hace pensar que por estar ocho horas, o las que sean, al pie del cañón estamos rindiendo y trabajando mejor. Al contrario. El cuerpo y la mente necesitan parar, desconectar, respirar. Sólo así puedes coger perspectiva y afrontar el trabajo o el estudio con la mejor actitud y energía.

Dejar lo más complicado para el final de la jornada. Vale que cuando empezamos el día y vemos la lista de tareas no nos apetece empezar por aquello más difícil, largo o tedioso. Pero, en realidad, es lo que hay que hacer y lo que mejor resultado da, porque si lo dejas para el final, cuando tu cabeza y tu cuerpo estén totalmente agotados, va a ser mucho más complicado que lo lleves a cabo con éxito.

Fuente: Becasestudio.net